¿UN NUEVO VOX?

¿UN NUEVO VOX?

  • Posted by Qveremos
  • On 6th septiembre 2023
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Antes y después de las elecciones generales del 23 de julio de 2023 se han producido diversos acontecimientos en torno a Vox que podrían hacer temblar al partido dirigido por Santiago Abascal. Y sobre todo, han hecho derramar ríos de tinta de periodistas y opinadores de diversa índole, que se están apresurando a dar lecciones al partido y en muchos casos a certificar su defunción, pero en la inmensa mayoría de los casos sin más criterio que su propio deseo o su interés por influir desde la opinión pública.

 

Pasados unos días, y en la línea de los artículos sosegados, objetivos y con criterio de Qveremos, analizamos los hechos y las opiniones de estas últimas semanas, con la independencia habitual y con la libertad que nos dan los casi 10 años de existencia de este instrumento al servicio de España y de la regeneración del centro-derecha en nuestro país.

 

Vox surgió como un movimiento en ese centro-derecha para enarbolar determinados principios que no estaban siendo recogidos por ningún partido político y que una parte relevante de la población española demandaba: defensa de la vida y la familia, apoyo a la inmigración únicamente legal, garantizar la libertad lingüística en toda España, hacer frente a las ideologías woke y de género, luchar por la igualdad de hombres y mujeres, etc.; así como apoyar a la sociedad civil y a otros partidos del centro-derecha en el impulso de otras medidas como la bajada de impuestos, la libertad individual, el respeto a la propiedad privada, etc. Todas ellas cuestiones amenazadas por una izquierda totalitaria, que gobierna con el comunismo, los independentistas y los filoetarras allá donde es necesario, empezando por el Gobierno de España.

 

Durante los años anteriores, Vox se ha demostrado, más allá de insultos, descalificaciones y demás, como un instrumento útil al servicio de la causa nacional: participó de la alternativa histórica en Andalucía, facilitó la investidura en otros lugares, como la Comunidad de Madrid o distintos Ayuntamientos y más recientemente participa del Gobierno de Castilla y León, que ha permitido que la izquierda no llegara al poder en esa Comunidad. Más allá de alguna declaración más o menos altisonante o de algún dirigente más o menos adecuado (algo muy lógico en un partido nuevo y sin estructuras), todo dentro de la normalidad democrática, del funcionamiento de los partidos políticos y de la dialéctica parlamentaria.

 

Sin embargo, desde las elecciones municipales hasta este mes de agosto, hay algunas personas que se empeñan en hacernos creer que Vox ya no es el que era, hasta el punto de que hemos descubierto, por parte de algunos opinadores, que Vox no era ese partido de “extrema derecha”; sino un partido amable, centrado, liberal y de gobierno. Un partido que por lo visto ha desaparecido para convertirse en una especie de secta donde únicamente hay dos o tres personas que lo dirigen y donde su presidente no “pinta” nada.

 

Posiblemente todo empezó con las diatribas de FJ Losantos contra Vox por su “ataque de celos” por la supuesta orden del partido a sus dirigentes para que no fueran a su programa (no parece muy creíble que sea por una cuestión “democrática” porque cuando los vetos eran a El País o La Sexta el señor Losantos no decía nada). Los ataques se centraron en la exclusión de las listas de tres diputados que él consideraba liberales (finalmente eran dos porque no se tiene constancia de la existencia, hasta el momento, de “Víctor del Amo” – que luego dijo que era “Víctor González”, que era el número 1 por Salamanca, en fin…-). Resulta que un partido político sustituye a algunos diputados en las listas y eso ya supone el fin de un partido… cuando, y los hechos son indiscutibles, el partido en el que más diputados repetían en listas era precisamente Vox (pero que la realidad no te estropee un titular), por delante de PP, PSOE y Sumar.

 

A partir de aquí, se produce la renuncia de Iván Espinosa de los Monteros, uno de los fundadores y mejores activos del partido, sin duda alguna y en Qveremos lo podemos decir sin ánimo de resultar ventajistas (a diferencia de otros muchos “opinadores”, que han pasado de llamarle “fascista”, “extremista” y otras lindezas a ser “el mejor diputado”, “el gran orador”, “el verso moderado”, etc.), que ha venido a ahondar en la polémica y está siendo aprovechado por muchos para intentar desestabilizar al partido y a sus dirigentes. Renuncia a la encomienda de diputado, que no a la afiliación ni a futuros puestos de responsabilidad, si los hubiera.

 

Sin embargo, hay dos lecturas especialmente importantes que casi nadie hace. En primer lugar, la salida de un dirigente político hacia la vida privada debería ser una buena noticia para la calidad democrática de un país. Desde Qveremos siempre hemos defendido la necesidad de no contar con políticos profesionales, sino con profesionales que se dedican a la política, que tienen su profesión y que en un momento dado dan parte de su tiempo y talento al servicio de España. Y por ello, el caso de Iván es un buen ejemplo para jóvenes y no tan jóvenes y para miembros de partidos políticos, que deberían tener su profesión antes que depender sólo de la política. Porque ello supone libertad, y con personas libres se construye un país libre.

 

Y no sólo su caso, ese es uno de los aspectos positivos de los llamados “nuevos partidos”; que han aportado savia nueva a la política en España, con personas que, en su inmensa mayoría, tenían una profesión previa a la política, a la que han vuelto cuando sus cometidos en política han concluido. Por eso es más sencillo irse de Vox, o de Cs o de Podemos, que irse de partidos como el PP o el PSOE, donde la mayoría de sus dirigentes no han cotizado ni un solo día fuera de la política.

 

Y el otro aspecto que es aún más relevante en el análisis a realizar es el de si Vox sigue siendo, o no, un instrumento útil en la política española. Si sigue dando respuesta a los motivos por los que surgió, si más allá de etiquetas de “liberal”, ayuda a mejorar la libertad en España, si sigue enarbolando los principios por los que nació y si ayuda a que el centro-derecha gobierne y además haga cosas en favor del bien común.

 

En este sentido, Vox está gobernando o sosteniendo cinco gobiernos autonómicos con muy buenos resultados hasta la fecha, preside varios Parlamentos autonómicos y participa de más de 100 gobiernos locales, en municipios grandes, medianos y pequeños, en los que ya se están empezando a implementar muchas de las medidas contenidas en sus programas electorales. Cuenta con cientos de representantes públicos y con figuras de mucho nivel repartidos por toda España en distintos niveles administrativos.

 

Teniendo en cuenta que “por sus hechos los conoceréis”, más que por opiniones de periodistas interesados o por lacayos de terceros, hay que constatar que, por ejemplo, Castilla y León ha reducido las subvenciones a sindicatos mientras consigue los mejores datos de empleo de su historia; Baleares va a poner en marcha una Oficina Lingüística pionera para defender los derechos de todos sus ciudadanos (no sólo los catalanoparlantes); el Ayuntamiento de Palma, después de 30 años, atenderá a sus ciudadanos en español; o el Ayuntamiento de Valladolid revertirá la red de carriles bici con la que los socialistas y comunistas habían inundado la ciudad, convirtiéndola en una “ratonera” para ciudadanos, empresas y transportistas.

 

En definitiva, parece que, de momento, Vox sigue siendo un instrumento válido y muy útil para la gobernabilidad de España, para la implementación de medidas que mejoren nuestro país y para la puesta en marcha de iniciativas en favor de la libertad, de los valores y de la verdad, lo cual es justo reconocer. Un actor muy relevante en el centro-derecha y que, por lo tanto, y más allá de momentos puntuales, de nombres o de intereses u opiniones interesadas, debería ser escuchado, defendido y apoyado por la sociedad civil, por la opinión pública y por los periodistas y opinadores que quieren defender la libertad, que creen en una España mejor y que aspiran, aspiramos, a una alternativa real en España.

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