¿TIENE FUTURO EL PP?
- Posted by Qveremos
- On 23rd marzo 2022
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Hace más o menos un año, al cumplirse los 25 años de la victoria electoral de 1996, tuvieron relevancia varias declaraciones de líderes históricos del Partido Popular como Aznar y Mayor Oreja respecto al pasado y presente del partido. Aznar se quejaba de que él entregó un partido unido y con sus sucesores la derecha se fragmentó. Mayor afirmó (en una tercera de ABC) que si el PP vive en la confrontación con Vox, ha perdido su objeto social pues se refundó para unir.
La idea de construcción de la unidad y la búsqueda de la utilidad electoral parecen, en efecto, esenciales a la naturaleza del PP. Aznar levantó, sobre la base de la ya de por sí amplia AP, un partido en el que confluyeron todas las corrientes del centro derecha. Un partido que, después de doce años de felipismo, llegó al poder prometiendo bajar la presión fiscal y el gasto público, mayor cohesión nacional, derogar el aborto, expandir la libertad de enseñanza con el cheque escolar, combatir la corrupción, devolver la independencia al poder judicial, desclasificar los papeles del CESID y mano dura con el terrorismo. La mayoría de estas cosas las incumplió. Tras la primera legislatura, el electorado perdonó el incumplimiento porque el PP no tenía mayoría absoluta. Tras obtenerla, Aznar huyó de aquellos compromisos y desarrolló un centrismo atlantista (que sin embargo fue percibido como derecha dura), que tenía elementos positivos, pero que en sustancia no cuestionó el marxismo cultural. El resultado es conocido: dio continuidad a la España del PSOE, y la España del PSOE continuó…
Pasados los años, una parte de su partido consideró que faltaba contundencia frente al secesionismo, la corrupción y la falta de independencia judicial, y se fue con Cs. Otra parte echó de menos la defensa de la familia, la vida, la libertad y la identidad patria, y se fue a Vox. El resto del PP se quedó en medio, sin apenas capacidad de unir, y con unos líderes que no se privaron de confirmar a los fugados que hicieron bien en irse (así el famoso discurso de Rajoy en Elche o el discurso de Casado en la moción de censura, etc).
La relación de la situación actual con el legado (envenenado) de Aznar es muy estrecha. Aznar recibió un partido de hondas raíces ideológicas y limitó sus esfuerzos a convertirlo en una maquinaria electoral anti-felipista en la mayor indefinición ideológica posible. Hoy las ramas se han separado de sus raíces, y se da la paradoja de que lo que queda del PP es el partido más felipista del arco parlamentario: el propio Casado ha reivindicado que el PP representa mejor que el PSOE al voto socialdemócrata. Una idea en la que Feijoo parece estar de acuerdo. Hoy Felipe González podría ser presidente de honor del partido y no resultaría extraño. Pero entonces, ¿qué sentido tiene ya el PP?
A pocos días de que se celebre el nuevo cónclave popular, bajo el lema “Lo haremos bien”, cabe preguntarse seriamente sobre el futuro del PP. Un futuro que vendrá necesariamente marcado por su contenido y su utilidad. Creemos que el PP tiene fundamentalmente dos opciones: o ser un simple PSOE dulcificado que sólo hace las labores de mantenimiento de la España socialista, o ser la verdadera alternativa, lo cual pasa por armar un discurso ideológico más allá de la gestión, dejar claro qué alternativa se ofrece y demostrar la capacidad de entendimiento con el tercer partido como aliado imprescindible. Si opta por la primera opción, el efecto natural será terminar siendo un partido bisagra al servicio del socialismo.
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