Este pasado fin de semana, el último antes de la convocatoria electoral de este domingo 23 de julio, se cumplieron 26 años del cruel secuestro, y posterior asesinato, de Miguel Ángel Blanco. Durante esas largas y agónicas 48 horas, España entera permaneció en vilo, produciéndose una de las mayores movilizaciones sociales de nuestra historia reciente. Millones de personas salieron a la calle por todos los rincones de España y por primera vez la sociedad vasca alzó la voz en la calle de una forma mayoritaria frente a ETA y su entorno social y político. Pero todo este clamor popular no fue suficiente y Txapote, con dos cobardes tiros en la cabeza, acabó con la vida del joven concejal.

Tras su asesinato, Miguel Ángel fue enterrado en su pueblo, Ermua. Su tumba fue vandalizada, pintada y profanada de forma sucesiva en repetidas ocasiones. Y la familia Blanco se vio obligada a trasladar el cadáver de Miguel Ángel a Galicia, donde hoy reposan sus restos. Es un buen reflejo de lo que ha sido el separatismo abertzale: te matan, te destrozan la vida y además te obligan a irte. Y este, por desgracia, no es un caso aislado. Muchas de las familias asesinadas o extorsionadas por ETA están hoy exiliadas fuera del País Vasco.

Mientras tanto, Txapote fue juzgado por su participación y ejecución directa en numerosos asesinatos. A pesar de ello, el Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE) decidió acercarle a la prisión vasca de Zaballa y es previsible que en menos de 10 años quede en libertad.

En estos días el nombre de uno de los más sanguinarios asesinos de ETA ha vuelto a saltar a la actualidad política por la utilización del grito ¡Que te vote Txapote! Y desde el PSOE han puesto el grito en el Cielo asegurando que su uso es un insulto a las víctimas y una banalización del terrorismo, ignorando que más de 300 víctimas ya han mostrado su apoyo a esta consigna. Pero no nos engañemos, lo que le preocupa al PSOE no son las víctimas (a las que ha ignorado y humillado durante toda la legislatura), sino los votos.

Y lo que les duele es que les recordemos, con cuatro palabras sencillas y virales, que Pedro Sánchez está hoy en La Moncloa gracias al apoyo de los herederos de Batasuna, en quienes ha sustentado la gobernabilidad de España y la aprobación de numerosas leyes. Es indigna la cesión y entrega de Pedro Sánchez a cualquier petición que le hagan los enemigos de España, con tal de seguir en el poder a toda costa. Y es nuestra obligación en estos días recordar esta sumisión que tanto daño causa, que pisotea nuestra memoria más reciente y que humilla a las víctimas mientras enaltece a los verdugos.

Por eso, hoy más que nunca, ¡Que os vote Txapote!