La práctica totalidad de los medios nacionales han informado estos días acerca del perdón que el Papa Francisco ha pedido al estado mexicano por los pecados cometidos durante el proceso de descubrimiento/conquista española, con el consiguiente revuelo mediático y político generado, encontrándonos con políticos de todos los colores apoyando o rechazando el texto del Papa.

Pero vayamos a las fuentes primigenias para ver qué es lo que se ha dicho realmente. Francisco ha remitido una carta a la Conferencia Episcopal Mexicana (no al Presidente López Obrador) con motivo de los 200 años del aniversario de la independencia de México. Y en la citada carta se incluye la siguiente referencia: “Para fortalecer las raíces es preciso hacer una relectura del pasado, teniendo en cuenta tanto las luces como las sombras que han forjado la historia del país. Esa mirada retrospectiva incluye necesariamente un proceso de purificación de la memoria, es decir, reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos. Por eso, en diversas ocasiones, tanto mis antecesores como yo mismo hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización” (texto íntegro de la declaración).

Aunque en ocasiones el Papa Francisco es demasiado ambiguo con sus afirmaciones y tiende a opinar sobre cuestiones políticas ajenas a su ministerio, es evidente que en este caso el Papa no ha pedido perdón ni por la Conquista española, ni tampoco por la Evangelización (faltaría más).

Ambos procesos, liderados de forma conjunta por la Corona Española y la Iglesia Católica, fueron ejemplares y gloriosos, y a través de los mismos se produjo la liberación de unos pueblos que vivían anclados en civilizaciones idólatras y absolutamente macabras y homicidas. En todo ese tiempo, se protegieron y ampararon de forma especial los derechos de los indios y hubo un completo mestizaje (el que no existió, por ejemplo, en las colonizaciones inglesas y europeas en el norte de América que optaron por masacrar a los indígenas en lugar de evangelizarles y protegerles como hicieron los españoles). Ahora bien, en cualquier empresa humana se cometen errores y también se cometerían en ambos procesos y es por estos por los que el Papa pide perdón (entendemos que en lo referido a la Evangelización, por que en cuanto a la Conquista no le incumbe).

Aunque es cierto que el Papa podría ser más claro en estos temas, no se entiende que se tergiversen y manipulen de esta forma sus palabras. Y menos que lo hagan desde un país como México, cuyos dirigentes alientan una falsa e injustificada leyenda negra contra el Reino de España y la Iglesia Católica, al mismo tiempo que esconden que en pleno siglo XX se persiguió y asesinó de forma cruenta en el país azteca a miles de católicos por el mero hecho de serlo, prohibiéndose la libertad religiosa y de culto. De esto también habla el Papa en su carta en el mismo párrafo de la cita manipulada, pero claro esto no interesa…