Elecciones 4M. Las piezas se comen unas a otras.
- Posted by Qveremos
- On 6th mayo 2021
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El pasado martes, tras una campaña de las más atípicas y accidentadas de las últimas décadas, los madrileños expresaron en las urnas su voluntad de delegación de soberanía en los partidos políticos presentados.
Los resultados, por todos conocidos, arrojan algunas interesantes conclusiones:
Fraccionamiento de la derecha en tres partidos pasa a la izquierda. Hasta ahora, la derecha ha estado fraccionada en tres sensibilidades: Ciudadanos, Partido Popular y VOX. Con la desaparición del primero y el advenimiento de Más Madrid como primera fuerza de la oposición en la Comunidad madrileña, este fraccionamiento ha pasado a la izquierda.
Hundimiento del PSOE. Gabilondo ha fracasado como líder del partido socialista madrileño, no solo por cosechar el peor resultado de la historia reciente en la región, sino también por la pérdida (en votos) de la bandera de la oposición.
Los techos de cristal. Si en las elecciones de 2015 Podemos, esa fuerza transversal de cambio, hubiese gobernado Madrid con el PSOE, siguiendo el formato de la actual coalición de gobierno central, probablemente estaríamos hablando más de Venezuela que de Ayuso. Pero no es el único protagonista de este ciclo de crecimiento y decrecimiento acelerado. Ya le pasó a UPyD, después a Ciudadanos y ahora a Podemos. Quizás sea VOX el siguiente, depende de la estrategia que siga. VOX de 12 diputados ha pasado a 13, aguantando al huracán Ayuso. Y es que Madrid, a pesar de las hostilidades volcadas contra ellos, no es Cataluña. VOX se mueve bien en entornos adversos, pero parece que no tanto cuando gobiernan sus aliados naturales. El punto populista (en su sentido menos peyorativo) parece funcionar en esos entornos hostiles. Mucho que reflexionar para todos.
Ayuso sigue sin ser Casado. El voto al Partido Popular es, en cierto modo, un voto prestado. Realizar una proyección a escala nacional de los resultados obtenidos en Madrid es algo aventurado, toda vez que los madrileños recuerdan las promesas incumplidas de Rajoy y la gestión y lucha en la batalla de las ideas de Esperanza Aguirre, algo que el isabelismo (45% de todos los sufragios) parece haber heredado.
Agitación y propaganda fallida. La estrategia de la izquierda de demonización, agitación callejera y propaganda a través de los canales de comunicación bajo su control, parece haber fallado por primera vez. Y este punto es de importancia clave. Si sigue así la tendencia y Más Madrid ha sabido leerlo correctamente, el PSOE tendrá un problema de nivel 10. La mayoría de los madrileños parecen haber distinguido entre lo real y lo impostado.
Más Madrid, Más País. Mónica García, y sobe todo Iñigo Errejón, quien ha acabado revelándose como el más astuto de los fundadores de Podemos, están en un momento crucial del devenir del movimiento de los indignados del 15-M. Ha quedado claro que han sabido aglutinar el voto de izquierdas más radical, desencantado por las traiciones del líder que abandonó Vallecas para ir a vivir a un chalé a las afueras (no tanto por la campaña barriobajera contra la “ultraderecha fascista”, que sí parece haber encontrado aceptación). Si son hábiles y capitalizan bien esta victoria, no solo Podemos, sino también el partido socialista van a tener enfrente un serio rival; más si vira hacia la presunta moderación. No olvidemos que en Madrid ha apoyado a Almeida en muchos momentos de su gestión durante la pandemia más dura y el paso de Filomena.
La macro como dinamizador y la micro como indicador. La economía no importa hasta que tienes los pies fríos. Se habla mucho de las colas del hambre, del paro y de los ERTEs, que no es otra cosa que los indicadores tangibles de que la macro lleva sin funcionar unos años. Los niveles de deuda, el impacto en el PIB de la COVID-19 y la mala gestión gubernamental han llevado al país a un punto de colapso. La necesidad de financiación externa (con tipos bajos) es co-sustancial a no declarar la bancarrota nacional. La FED acaba de anunciar que subirá los tipos (ya anticipado por una subida de la inflación) y acto seguido lo hará el BCE. Por cada punto de subida, son 12-13 mil millones de euros más a financiar.
Elecciones generales en el horizonte. Pedro Sánchez intentará a toda costa seguir gobernando, probablemente sin Podemos en el Gobierno, tal y como pide Europa para inyectarnos oxígeno (ya anunció hace semanas recomposición de carteras y ministros). Nuevos presupuestos con aprobación de 200 escaños. Modificación del sistema laboral. Recortes en pensiones y gasto público. Es decir, o pacto de estabilidad con PP o quiebra. Nada descartable la idea de convocar elecciones antes del holocausto financiero. Si gana, pacto de estabilidad. Si pierde, y se puede, pacto y acuerdo de no agresión. Si gana la derecha con mayoría absoluta, movilización constante en las calles por las reformas. Una bella hoja de ruta para un antiestadismo de manual.
Madrid como sentimiento, Madrid como identidad. Isabel Ayuso, de manera sutil pero no sin puntadas perfectamente hilvanadas, ha apuntado a un hecho diferencial madrileño. Quizás integrador, sí. Quizás abierto y transigente, sí. Pero identitario al fin y al cabo. Y es que nuestro sistema parece premiar más al diferente. Peligrosa caja de difícil predicción futura.
Iglesias no se ha ido. Pensar que Pablo Iglesias abandona la política porque no aporta valor al partido ni al proyecto es de primero de inocencia. Pablo Iglesias abandona la política por el punto anterior, blindado por conocimientos del CNI y previo acuerdo con Sanchez de no agresión. Se incorporará a una gran plataforma de medios de comunicación (y propaganda) controlando el partido y la red clientelar creada hasta ahora en la sombra.
Los resultados de Podemos no son malos. Podemos ha crecido más que VOX (3 escaños), y esto es debido, eminentemente, a dicha red clientelar desde Moncloa, maquinaria bien engrasada gracias al control de asignación de fondos europeos, que no llevará supervisión.
Espejismo en Madrid, el drama continúa. Al igual que la calma y el vacío del agua que se produce antes del impacto de una gran ola, nos encontramos en ese punto en donde, tras haber mantenido Madrid, la sensación de paz nos puede embriagar antes del impacto del maremoto que se avecina.
Horizonte de dos años. Y procuremos no olvidar que en dos años tenemos de nuevo elecciones en la Comunidad de Madrid. Una legislatura excesivamente corta para poder vender el florecimiento de una buena gestión, amén de otra pandemia.
Cabría, pues, preguntarse si el sistema salido de la Transición, cristalizado en la Constitución del 78, pensado para un bipartidismo imperfecto, no solo es el ideal para España sino si está totalmente consolidado. Todo apunta a que el advenimiento de “partidos alternativa” son temporales por inercia, por imposición del sistema o voluntad de los consolidados. Pronto lo veremos. Por ahora tres han caído (UPyD, Ciudadanos y Podemos) y otros dos están en crecimiento (Más Madrid y VOX).
Es probable que tengamos elecciones anticipadas antes de Navidad, y es de esperar que la ciudadanía quiera escuchar propuestas y ver equipos capaces de dirigir la recuperación ante el apocalipsis financiero que se avecina. Es la hora de los tecnócratas, por el bien de España.
Añadimos un punto de interés gracias a uno de nuestros seguidores y nos parece de gran relevancia. La izquierda se ha radicalizado. El PSOE tenía el 25% en 2019 y en 2021 pasa a tenerlo MM+Podemos. El apoyo electoral ha transicionado de esta manera:
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