EL PACTO QUE NÚÑEZ FEIJOO DEBE OFRECER A SÁNCHEZ
- Posted by Qveremos
- On 1st agosto 2023
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Tras las elecciones del 23 de julio, ni el Partido Popular ni el Partido Socialista tienen sencillo articular una mayoría suficiente para lograr una investidura, pues ambos necesitan de una mayoría absoluta. El PP sólo puede intentarlo bien con los votos de Vox, bien con los del PNV, pero muy difícilmente con ambos a la vez. De hecho, posiblemente ni siquiera esté abierta la posibilidad del PNV, dado que las elecciones autonómicas vascas del año que viene obligan a este partido a prestar mucha atención a cómo el electorado nacionalista vasco interpreta sus movimientos: un traspié puede suponer reforzar a Bildu. El PSOE sólo puede intentarlo con la extrema izquierda y los nacionalistas a la vez para, en el mejor de los casos, obtener una legislatura aún más complicada que la anterior si el PP y Vox actúan con inteligencia y se hacen fuertes en la Mesa del Congreso: el Senado es territorio hostil y puede estar seguro de que el poder autonómico de la derecha le va a intentar frenar todo lo que pueda. Es incluso posible, aunque poco probable, que el precio a pagar a los nacionalistas sea demasiado elevado como para que lo acepte un PSOE territorial que ha pagado la factura de esos pactos a nivel nacional.
La repetición de elecciones a final de año no es un escenario imposible. Por tanto, PP y PSOE deben medir sus movimientos actuales sin perder de vista sus posibles repercusiones en una campaña invernal. Es aquí donde se antoja una jugada presente que puede dar réditos a Núñez Feijoo en el futuro:
Feijoo debe ofrecer a Sánchez un pacto de gobierno entre el PP y el PSOE en que ninguno de los dos cabezas de partido asuma la presidencia. Un gobierno de gran coalición liderado por una figura de compromiso jurídico y democrático demostrado, con un currículo apabullante y un cursus honorum impecable. Alguien como Manuel Aragón Reyes o Rosario Silva de Lapuerta. Núñez Feijoo y Sánchez serían vicepresidentes, mientras que los ministerios se asignarían por el Presidente a personas ajenas a los partidos pero aceptadas por ellos. El PP y el PSOE ejercerían desde las Cortes sus funciones legislativas y de control – las propias de las Cortes, demasiado tiempo resignadas a ser caja de resonancia de la oposición o palmeras del Gobierno de turno. Se asumiría un programa más técnico que ideológico, de modo que el Gobierno impulsase mediante proyectos de ley las reformas económicas y jurídicas necesarias, mientras que los grupos parlamentarios reservarían a las proposiciones de ley sus propuestas más ideológicas. Brevemente: España funcionaría como debería funcionar una democracia sana.
No nos llamamos a engaño. Esto no va a ocurrir: los egos de los jefes de los partidos -y muy especialmente el de Pedro Sánchez- se erigen en obstáculos insalvables. Precisamente por eso Núñez Feijoo debe lanzar el órdago.
Si Pedro Sánchez lo viese, España ganaría una legislatura -comoquiera larga- de cierto consenso, se restablecerían puentes entre los dos bloques ideológicos y se rebajaría la crispación. Si no lo viera, sería el único y principal culpable de una repetición electoral. El PP se habría mostrado así como partido moderado y de Estado, capaz de renunciar a la presidencia del Gobierno por el bien de España y dispuesto a pactar por el centro del arco. No le podrían achacar echarse en brazos de la extrema derecha, por lo que desactivaría el voto del miedo, y daría eco a lo que realmente quieren muchos españoles que se sitúan ideológicamente en el centro o en los lados moderados de las alas. Conquistaría así, de forma difícilmente expugnable, el centro del tablero para una posible repetición electoral en la que, como ocurre muchas veces, el centro resulta decisivo para articular una mayoría. Ciertamente, debería desentenderse de Vox y dejar que este partido pelease por su espacio a la derecha del terreno -como propugnaba este fin de semana Moreno Bonilla. Si en tales circunstancias Vox cometiera errores como los de la última campaña, aceptando cumplir el papel de “coco”, más españoles moderados se irían al PP que al PSOE. Incluso si terminase siendo necesario pactar con Vox, poco habría de temer a eventuales reproches: el PSOE pudo gobernar y evitar la entrada de Vox en el Gobierno, y no lo hizo. Si luego el PP debiera pactar con Vox, lo haría desde el centro hacia fuera, y dominando el Consejo de Ministros, el BOE y el Presupuesto.
Por tanto, señor Núñez Feijoo, sea valiente: órdago a la grande. Si el PSOE no lo ve, tiene usted pares y juego, y al PSOE sólo le quedaría la chica. Y ya saben: jugador de chica, perdedor de mus.
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