Ayer vivimos un día aciago para España. La Ley de Amnistía, condición necesaria para el apoyo de la investidura, parece pactada y cerrada y sería hoy ya una realidad. Una ley que es una mera moneda de cambio para lograr hacer Presidente a Pedro Sánchez, por simple interés personal. Se concede impunidad a delincuentes a cambio de garantizar la mera permanencia en el poder. No puede haber una corrupción mayor.

Esta Ley de Amnistía ataca directamente la separación de poderes, el Estado de Derecho, el principio de legalidad, la seguridad jurídica y, con ello, la democracia queda absolutamente debilitada. Su aprobación, con el único objetivo de comprar una serie de votos, por medio de la cual se dejarían impunes concretos delitos de extrema gravedad (sedición, terrorismo, malversación, corrupción ajena al independentismo…), y sobre los que no existe petición alguna de perdón ni arrepentimiento, pone en jaque la igualdad de todos los españoles (especialmente la de aquellos que cumplen las leyes y sus obligaciones y con ello hacen posible la vida en sociedad) y abre un periodo de grave incertidumbre.

¿Qué legitimidad tendrá ahora este Gobierno para exigirnos el cumplimiento de nuestras obligaciones o para rechazar una violencia que ellos mismos declaran amnistiada?

Por esa razón, ayer acudimos junto a NEOS y otras asociaciones civiles, y acompañados de cientos de jóvenes, a las puertas de la sede de la Comisión Europea en Madrid para decirles, alto y claro, que no admitan este grave atropello contra el Estado de Derecho, que va a quedar roto con este acuerdo, y que protejan nuestra convivencia.

Todo aquello en lo que creemos está gravemente amenazado por el gobierno de Pedro Sánchez y de sus socios. Pero el único camino posible es ponernos en marcha y para ello todos somos necesarios. No nos dejemos robar la esperanza ni el futuro. Porque viendo la respuesta de tanta gente joven, de la judicatura y de tantas instituciones y ciudadanos que están protestando contra este atropello, podemos decir que a pesar de todo lo que está pasando, ¡hay esperanza! Y que no nos vamos a quedar de brazos cruzados.