20 de diciembre, 26 de junio, ¿terceras elecciones?

20 de diciembre, 26 de junio, ¿terceras elecciones?

  • Posted by Qveremos
  • On 4th agosto 2016
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Las elecciones más decisivas desde la transición arrojan un panorama inestable y complejo, que posiblemente se traduzca en dificultades para gobernar, en un gobierno de España “contra España” o en unas nuevas elecciones a la vuelta de Navidad. Opciones todas ellas poco deseadas para el futuro de nuestro país

Por desgracia, estas palabras de un post de Qveremos del 21 de diciembre de 2015 siguen de rabiosa actualidad. Han pasado casi nueve meses, unas segundas elecciones, varias rondas de consultas del Rey, una investidura fallida y horas y horas de cábalas de analistas, políticos y otros comentaristas…y estamos en el punto de partida.

Lo más urgente: España sigue sin Gobierno, sin un Gobierno con capacidad para hacer los cambios que nuestro país exige. Desde octubre de 2015, un Ejecutivo en funciones, débil e inestable, gobierna uno de los países más importantes de Europa. Sin capacidad de hacer reformas de calado, sin posibilidad de abordar retos para el futuro, sin legitimidad para ser un instrumento al servicio de los ciudadanos y no de su propia supervivencia.

Lo más importante: Los acontecimientos de los últimos meses nos vuelven a presentar un panorama poco halagüeño: políticos en general irresponsables, con una visión de Estado limitadísima, cuyos intereses propios o de partido priman sobre los de los ciudadanos, y con una preocupante visión por el corto plazo.

Lo más sorprendente (o no tanto): Algunos de nuestros políticos nos toman, perdonen la expresión, por idiotas. Eso de “votaremos “no”, pero seremos una oposición responsable” que repite el que debiera ser el Jefe de la Oposición suena a “hay que soplar y sorber a la vez”. Algo imposible y que además pone en duda la capacidad intelectual de los ciudadanos. Una tomadura de pelo que debería ser causa de dimisión, o de destitución, en cualquier país democrático y avanzado.

Lo más preocupante: En esta situación, las principales amenazas para España y los españoles se han incrementado en los últimos meses, o al menos siguen igual de presentes: Podemos no consiguió el sorpasso, pero no ha renunciado a su modelo bolivariano y populista que nos llevaría a la ruina; la amenaza separatista es ya un desafío en toda regla, que requiere de una respuesta firme del Estado, que sin embargo sigue “nadando entre dos aguas” para no molestar a nadie; y la “super-moderna-progre” de Cristina Cifuentes y su Ejecutivo de Madrid han aprobado una Ley para obligarnos a todos a comulgar con su modelo de género, absolutamente nocivo para el presente y el futuro de la sociedad.

Pero como no es estilo de Qveremos quedarnos únicamente en las causas o en los problemas, vayamos a las propuestas, que deberían ayudar a configurar un Gobierno estable, a largo plazo y con capacidad de abordar las reformas que España necesita, evitando así unas indeseadas terceras elecciones:

  • En primer lugar, es importante hacer cumplir el artículo 99 de la Constitución, cuyo tenor literal del artículo es imperativo (“el candidato expondrá […] y solicitará la confianza de la Cámara”), de tal modo que una interpretación nada profunda del mismo implica que el candidato propuesto por el Rey está obligado a ir a la investidura. La política es estrategia y táctica, pero debe tener unos límites y no convertirse en una partida de mus permanente (“envido a la grande”, “dos más a la chica”, “tengo juego pero paso”, etc.)
  • También habría que buscar la fórmula jurídica para que no pase más de un mes (o al menos un tiempo razonable) desde las elecciones hasta el primer debate de investidura,  de modo que no pase tanto tiempo hasta que se ponga en marcha el reloj de los dos meses hasta la disolución.
  • Por otra parte, bueno sería la aprobación de una norma que impidiera a los diputados volver a presentarse como candidatos en un plazo inferior a un año. Seguramente pondrían mucho más interés, muchísimo, en conformar un Gobierno que les permitiera continuar siendo diputados.
  • Establecimiento de una costumbre para casos como el actual, de una especie de “encierro” de los líderes de los partidos políticos con representación en el Congreso, de modo que no pudieran levantarse de las negociaciones hasta que hubiera un nuevo Gobierno. Hasta que hubiera “fumata blanca”, como en el caso de la elección de un nuevo Papa.
  • Reuniones por “tríos”, “cuartetos” o “grupos” con el Rey, de modo que los líderes políticos tuvieran que retratarse con el Jefe del Estado. Que tuvieran que pasar a la acción. Que sintieran la responsabilidad del momento, más allá de las paredes de las sedes de sus partidos y del “peloteo” de los “súbditos” de sus partidos que les rodean.
  • Posibilidad de fijar Gobiernos rotatorios, en base a la representación de cada partido, fijando temas a resolver conjuntamente o aspectos que fueran intocables; de modo que se estableciera un marco de acción o unas “reglas de juego” que permitieran un Gobierno con cierta estabilidad.
  • Y de nuevo abogamos por la libertad de voto a los diputados de cada partido político. Es indudable que un porcentaje nada desdeñable de los votantes y militantes de, por ejemplo, el PSOE, abogan por la constitución de un Gobierno cuanto antes, pero ello no tiene representación en la bancada socialista en el Congreso. La búsqueda de un sistema representativo debería ir acompañado de la libertad de voto, para así poder serlo de verdad, y no ser la representación de los líderes de cada partido, como es en la actualidad.
  • Finalmente, podría analizarse el encaje constitucional de establecer un modelo retributivo variable para los diputados, de modo que una parte del mismo estuviera ligado al nombramiento de un Gobierno. Así, una vez configuradas las Cámaras, los diputados y senadores cobrarían únicamente la parte fija de su retribución y no la variable, que podría ser un 20%, un 50% o hasta un 100% del salario, al igual que en muchas empresas en España y en el extranjero.

En definitiva, estamos ante un momento especial que requiere soluciones especiales, imaginativas, que permitan poner en marcha España. Todos los necesitamos y el país entero es consciente de ello. Únicamente hay 350 señores y señoras que siguen a lo suyo. La vieja y la nueva política, los antiguos y los modernos, los de la barba y los de la coleta. Basta ya!!

Y terminamos como hace nueve meses, muestra de lo poco que ha avanzado nuestro país en este tiempo y de que la situación comienza a ser verdaderamente preocupante:

España necesita un Gobierno legítimo y lo más estable posible, que garantice la gobernabilidad y que permita seguir creciendo económicamente a nuestro país. Un Gobierno moderado en el respeto a las libertades y que trabaje por la cohesión de los territorios y la igualdad…hoy más que nunca, se trata de España

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